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El Oficio del Guarnielero


El oficio del artesano guarnielero

Según el libro de censos de los oficios de Jericó de 1863, había para la fecha 83 artesanos, un número considerable para colmar las necesidades de sus habitantes: sastres, albañiles, carpinteros, talabarteros, etc. Dichos oficios permitieron que la ciudad fuese creciendo a un buen ritmo. En la mente de aquellos fundadores, muchos con vínculos con Europa por estudios o negocios, estaba un Jericó moderno y en buen uso de las nuevas tecnologías del momento.

Jericó, una ciudad en medio de la ruralidad, en la cual aún hoy encontramos reductos de arrieros emulando un pasado lleno de historias y porte de mercancías, siempre en tensión y comunión con esa modernidad esquiva, no permite que su pasado se diluya en las páginas de la historiografía social y cultural de Antioquia. Hoy “Pueblo Patrimonio de Colombia” mantiene vivo y activo el oficio del artesano guarnielero como en sus primeros años.

El “Guarniel” o “Carriel” prenda necesaria en el oficio del arriero, que más tarde hizo parte de la indumentaria de campesinos y ganaderos, hoy es usado también por aquellos urbanitas que quieren identificarse con esa cultura antioqueña pueblerina. Es un bolso que ya no solo es exclusividad del hombre, sino que la mujer se lo ha apropiado y lo usa como una prenda para su labor o como lujo. Buscar la fuente del guarniel es tarea titánica y seguramente quedará inconclusa. ¿De dónde viene el bolso, el vocablo, su uso? En aproximaciones hechas por académicos, artesanos o ensayistas, nos remiten al viejo continente: España, Francia, Alemania, más aún, van hasta África. Su nombre iniciático: bursaca o burjaca, garniel o guarniel, o simplemente carriel al que acercan al vocablo anglosajón carry hall, bolso para llevar de todo.

En sus primeros momentos los andariegos portaban un bolso de cuero que colgaba de sus hombros y llegaba casi hasta la rodilla, era la burjaca: “Bolsa grande de cuero que los peregrinos o mendigos solían llevar debajo del brazo izquierdo colgando de una correa, cinta o cordel desde el hombro derecho, y en la cual metían el pan y las demás cosas que les daban de limosna”.

Luego fue apareciendo en la literatura entre los siglos XV y XIX el vocablo guarniel: “Bolsa de cuero que traen los arrieros sujeta al cinto, con separaciones, para llevar papel, dinero, etc.”, “bolsa de cuero, especie de burjaca, pendiente del cinto y con varias divisiones. II 2. Cinturón del que pende esa bolsa”, “Bolsa de cuero pendiente del cinto y con varias divisiones”. Posteriormente en el siglo XX es incorporada la palabra carriel a la RAE: “(Del prov. Carnier, morral de caza, de carn, carne). M Col. Y Ven. Garniel (bolsa de cuero). Indudablemente hay una relación muy estrecha entre guarniel y carriel que a la larga son lo mismo, pero la signatura guarniel ha quedado relegada a ciertos espacios y localidades.

Se sabe que la arriería fue importante para el desarrollo de Jericó, para poder mantener este oficio activo, se requería de talabarteros que pudiesen fabricar y arreglar los aparejos de las bestias, además de cubrir las necesidades del arriero en cuanto a su indumentaria de cuero como los bolsos. Es de aclarar que el guarnielero solo fabrica guarnieles.

En Jericó hay varias guarnielerías que continúan con el legado de aquellos primeros artesanos llegados al territorio en el siglo XIX. Es difícil datar la fecha exacta de la fabricación del guarniel en Jericó, pero podríamos aproximarlo con la familia de don Sigifredo Calle, guarnielero radicado en Envigado, Antioquia.

El oficio de guarnielero es transmitido de generación en generación o en algunos casos, los maestros recibían aprendices, los cuales pagaban para que se les enseñase el oficio, estos recibían la formación durante un periodo de tiempo hasta que aprendieran a hacer los guarnieles sin ayuda, luego pasaban a trabajar en el taller o en el mejor de los casos salían a montar sus propios talleres en algún rincón de sus casas para luego salir a venderlos a las plazas o dejarlos consignados en algún almacén. Se sabe también que muchos de ellos fabricaban los carrieles para alguna guarnielería afamada.

En Jericó actualmente hay varios guarnieleros que vienen de una tradición familiar, tienen sus talleres y sus puntos de venta cerca del marco de la plaza principal. Hay otros tantos que laboran desde sus casas o pequeños tallercitos por fuera de la vista de paseantes y visitantes. Muchos de ellos surten los almacenes del municipio o a comercializadores que los distribuyen a todo el país o el extranjero. Hay jericoanos o habitantes de este municipio aprendiendo el arte de la guarnielería. Es de resaltar que dicho oficio solo era practicado por hombres, según se dice: es una labor muy dura para una mujer por los cortes y la fuerza que hay que hacer al fabricarlos. Muchas mujeres desde hace más o menos 20 0 30 años participan en los talleres como ayudantes y pocas pasan de allí. Solamente hay tres o cuatro mujeres las que fabrican un guarniel en su totalidad.

Los talleres donde se fabrican los guarnieles prácticamente siguen siendo los mismos desde su inicio. Hasta antes del siglo XIX y principios del XX todos los guarnieles eran cosidos a mano y con el cáñamo como materia prima, eran más bruscos en su terminado. En los años 20 del siglo pasado llegan al país las máquinas guarnecedoras, las cuales les permitió a los artesanos agilizar la costura de los guarnieles, más tarde aparece la máquina devastadora para pulir las pieles. Los cuchillos, tijeras, lijas, martillo, tenazas, agujas; los bancos de corte, los butacos siguen prácticamente su función guarnielera. Encontramos también ayudantes y aprendices como en el siglo pasado que esperan la oportunidad de terminar un guarniel completo y montar su propio taller.

 
   



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